Exposición / Museo
Galerías del siglo XX
Nuevo recorrido en los colecciones modernas
22 may 2019 - 5 abr 2020
El evento ha terminado
Las galerías pronto asumieron un indispensable papel de intermediación entre los artistas y el público, al actuar como pioneras.
Una vez al año, jalonando el itinerario de las colecciones del Centre Pompidou, una nueva secuencia de exposiciones-dosier ofrece una reinterpretación temática de la historia del arte en el siglo XX. De los pasillos a las vitrinas y de las vitrinas a las salas, estos espacios de estudio e investigación llenan la mirada y permiten arrojar luz sobre ciertos aspectos desconocidos.
Quando
11:00 - 21:00, todos los días excepto martes
Temporairement fermé
Dónde
Intermediarias indispensables
Este nuevo itinerario rinde homenaje a varios grandes marchantes de arte moderno y contemporáneo que estuvieron en activo en Francia entre 1905 y finales de los años 60. La programación, de dos años de duración, es una auténtica primicia con la que se pretende recordar el papel histórico de las galerías de arte en el desarrollo del «arte en directo» e ilustrar las relaciones privilegiadas que forjaron ciertas de ellas con el Musée National d’Art Moderne.
Surgidas a finales del siglo XIX, las galerías pronto asumieron un indispensable papel de intermediación entre los artistas y el público, en la estela de su precursor, el marchante de los impresionistas, Paul Durand-Ruel. Con la contratación de los artistas, que escapaban así al relativo anonimato de los salones anuales, y la difusión de su obra en Francia y, en el caso de las más emprendedoras, en la esfera internacional, las galerías no tardaron en erigirse en instrumentos esenciales de legitimación artística. Desempeñaron un papel fundamental en la historia del arte del siglo XX con vistas al reconocimiento de los movimientos fauvista y cubista, de las primeras tendencias abstractas y del surrealismo, de la abstracción geométrica o gestual a partir de 1945 y, ya más tarde, del nuevo realismo.
Para este primer año se incluyen dosieres dedicados a Ambroise Vollard, Daniel-Henry Kahnweiler y Jeanne Bucher. Les siguen los marchantes Louis Carré, Denise René e Iris Clert para los años 1950-1960, además de la galería À l’étoile scellée, brevemente dirigida por André Breton, y la Galerie de France, dirigida por Myriam Prévot y Gildo Caputo. El galerista Daniel Cordier, cuya donación marcó un hito en la historia del Museo, es también objeto de una presentación de particular desarrollo ahora que se aproxima su 100.º aniversario. También tienen cabida la galería Cahiers d’art y la de Alphonse Chave en Vence.
Cada uno de estos dosieres presenta obras seleccionadas de las colecciones del Centre Pompidou, firmadas por los principales artistas apoyados por dichos marchantes. Documentos como tarjetas de invitación, fotografías de inauguración o catálogos procedentes de la Biblioteca Kandinsky dan fe de la intensidad de sus actividades.
«Galerías del siglo XX» invita así a reinterpretar las colecciones del Centre Pompidou a la luz de sus relaciones históricas con el mercado del arte, que vivía entonces una verdadera edad de oro.
Source :
Christian Briend
Jefe del Servicio de Colecciones Modernas, Musée National d’Art Moderne, Centre Pompidou
In Code couleur n°34, mayo-agosto 2019, p. 26-28
La antesala del museo
La nueva reorganización de las colecciones modernas refleja los estrechos lazos que unen desde hace más de un siglo a galerías de arte y museos, pese a que sus relaciones nunca han sido fáciles. Y es que, desde el principio, han existido una desconfianza y una denigración mutuas, además de una competencia feroz. Basta recordar las palabras de Daniel-Henry Kahnweiler en declaraciones como: «El Estado no puede tener gusto». A contrario sensu, pensaba que el desinterés del museo es más bien un indicio de calidad para la «verdadera» pintura, vanguardista e independiente. Pensemos, por otro lado, en las diversas comisiones de adquisición de obras de arte que buscan comprar directamente a los artistas en el taller, con el fin de evitar a los marchantes, a quienes se acusa de inflar los precios.
Sin embargo, históricamente el mercado y el museo han estado sumamente próximos, de forma que no nos es posible imaginarlos el uno sin el otro. Para los marchantes de arte, la consagración de los artistas que defienden permanece ligada, sea cual sea el discurso mantenido, a la inclusión de sus obras en las colecciones más importantes, tanto privadas como públicas. Para los conservadores y directores de museo, la búsqueda de obras recientes consideradas dignas de ser colgadas en el museo se ve facilitada por la actividad de las galerías, que hacen prospección y exponen. De hecho, a lo largo del siglo XX aumenta el número de adquisiciones realizadas tras una exposición en galería: así, la identificación de la proveniencia de las obras de arte, que cada vez interesa más tanto a los investigadores como al gran público, pone igualmente de manifiesto la permeabilidad de ambas esferas, la de los marchantes y la de los museos.
Ante todo, esta nueva reorganización permite entender mejor el creciente papel desempeñado por las galerías de arte en la historia de la creación plástica del siglo XX. Desde el punto de vista de los artistas, la intervención de los marchantes de arte se ha vuelto decisiva, en primer lugar para ser reconocido como creador, en segundo lugar para impulsar la notoriedad de sus obras y, en tercer lugar, para esperar poder aspirar a una consagración ante las instituciones artísticas nacionales e internacionales. Concretamente, los documentos expuestos en las vitrinas ilustran todo el abanico de medios que los marchantes tienen a su disposición como ayuda para establecer el valor estético: campañas publicitarias, publicación de folletos o catálogos o, incluso, organización de exposiciones itinerantes.
Como lugares de exposición de obras de arte, de encuentro entre artistas y público, de transacciones económicas y de reconocimiento simbólico, las galerías ocupan claramente un lugar central en los circuitos artísticos, del taller del artista a los salones de los coleccionistas y a los rieles para colgar obras de los museos. Sus directores y directoras ejercen un oficio polifacético: agentes de creadores, coordinadores de centros culturales, mediadores ante el público... Cada uno refleja en su acción en favor del arte en directo su propia personalidad y sus gustos.
Source :
Julie Verlaine, profesora titular de Historia Contemporánea, universidad de París 1 Panteón-Sorbona
In Code couleur n°34, mayo-agosto 2019, p. 28-29