Circuit des yeux

Sus letras remitían continuamente a imágenes de agujeros negros y de la gravedad, fenómenos que lo consumen todo y desgarran nuestra experiencia común de la realidad física. «Me obsesioné con los agujeros negros, que son la máxima atracción gravitatoria», cuenta Hailey Fohr.  

Y a partir de ahí comenzaron a surgir las canciones. Siguen la desintegración del mundo, como Vanishing, donde Fohr dice adiós a todo lo que puede ver y tocar a su alrededor.  

Desde casa con su ordenador, Fohr escribió, arregló y produjo cada nota de su nuevo álbum, llamado -io. Escribió para una orquesta de veintitrés piezas, reuniendo cuerdas, vientos y tambores en torno a su voz y sus audaces melodías. Debido a las restricciones de salud, Fohr solo podía grabar con otros seis músicos en el estudio a la vez. La artista y sus colaboradores (trece renombrados músicos de la escena jazzística, clásica y experimental) han construido el disco capa a capa, entrelazando su dolor con el deseo. El resultado es tan vasto como abrumador y te sientes como si fueras arrastrado por una gigantesca niebla de gas.