Exposición / Museo
Ernest Mancoba
26 jun - 23 sep 2019
El evento ha terminado
Artista, escritor y pensador, Ernest Mancoba vivió el siglo XX de principio a fin. La exposición pone en valor, por primera vez en Francia, una trayectoria olvidada a causa del racismo. Su estructura, temática y cronológica, repasa los intereses profundos de Mancoba: la importancia de interrogar al subconsciente y expresar lo implícito, la necesidad de volver a las raíces espirituales de la sociedad y la fe en una transformación materialista de la sociedad en la línea del marxismo.
Quando
11:00 - 21:00, todos los días excepto martes
Dónde
Presentación por la comisaria de la exposición
El Centre Pompidou continúa su labor de puesta de relieve de artistas de origen extraoccidental. Ernest Mancoba y Sonja Ferlov Mancoba (ver p. 34), exiliados en París durante la casi totalidad de sus respectivas trayectorias, se casan y comparten taller en la capital francesa. Hoy, se rinde homenaje a la envergadura de la obra de ambos artistas, tan indisociables como singulares, en dos espacios distintos.
Artista, escritor, pensador, la figura de Ernest Mancoba atravesó todo el siglo XX. Mancoba, que debió dejar su Sudáfrica natal por París huyendo del apartheid, fue enviado a un campo de internamiento por los alemanes durante la guerra. Liberada Francia, Mancoba y su esposa Sonja Ferlov se trasladan a Dinamarca, donde pasarán cinco años. Se asocian entonces a lo que fueron los inicios del movimiento Cobra, a través de su amigo Asger Jorn. Cobra coincide con los intereses profundos de Mancoba, que impregnan toda su actividad desde su vida en Sudáfrica: la importancia de recurrir al subconsciente y de formular lo que no está dicho, la necesidad de volver a la raíz espiritual de la sociedad prestando atención al folclore, una fe en la transformación materialista de la sociedad próxima al marxismo, la ambición no solo pan-nórdica, sino universalista del arte. Sin embargo, Mancoba no permanece mucho tiempo asociado al movimiento, ya que su abstracción siempre construida y semántica es puesta en duda, y un racismo latente le atribuye el estatus de hombre invisible o de «punto negro» de Cobra.
Ernest Mancoba es un artista inclasificable, tal como demuestra la envergadura de su recorrido vital, de su trayectoria transnacional en el seno de sociedades represivas o todavía poco abiertas al recorrido autónomo de un hombre negro, y de su lenguaje visual suspendido entre figuración y abstracción. La exposición pretende presentar, por primera vez en Francia, esta trayectoria borrada por el racismo y una vida de aislamiento a través de la complejidad de una investigación plástica en busca de una reconciliación de mundos políticos y formales, que se funde en una esperanza universal que confluye con la teoría de la reconciliación bantú «ubuntu», el cristianismo y el marxismo.
La exposición, a la vez temática y cronológica, invita al visitante a vivir una experiencia iniciática. Se abre a un umbral sonoro donde resuena la voz de Mancoba, de donde parte una sala inmersiva dedicada a las sucesivas luchas que mantuvo a lo largo de su vida de exilio. La búsqueda incansable de Mancoba por la «figura central» es omnipresente. Precisamente en torno a ella se ramifican los diversos capítulos de la exposición, pensados como los patrones de una danza unificada en la que parece moverse una sola y única imagen, reflejo de la incansable búsqueda de unidad del artista.
Hacia esta danza paradójica pretende llevarnos la exposición. De hecho, cuando Mancoba llega a París desde Ciudad del Cabo en 1938, previo paso por Londres, el artista intenta aprender a bailar. Llega a hacerse con un manual para practicar en la habitación donde vive, cerca de Montparnasse. Una tarde, un amigo lo lleva a bailar al Bal Nègre, donde su incomodidad es evidente. Ante la insistencia de su amigo en que salga a bailar, Mancoba replica con firmeza que él bailará en otra sociedad (« I shall dance in another society »). Sin embargo, en el libro que dedica al artista Elza Miles, licenciada en Bellas Artes, Mancoba habla de la danza como del estado último de la comunicación. Es sin duda esta danza rítmica la que está presente en la obra del artista, donde la figura gira constantemente sobre sí misma. Es precisamente esta tensión no resuelta entre opresión histórica y resistencia humanista y poética, entre la vida imposible y la obra liberada de Ernest Mancoba, la que pone de relieve la exposición.
Source :
Alicia Knock, conservadora, Musée National d’Art Moderne, Centre Pompidou,
Comisaria de la exposición
In Code couleur n°34, mayo-agosto 2019, p. 32-33