Castillos de arena : Arquitecturas de ensueno

¡Acercarse al misterio de la construcción con arena! En las playas, en vacaciones, miles de pequeñas tribus familiares se dedican, generación tras generación, a esta actividad. Lejos del oleaje, el Centre Pompidou ha invitado al escritor Jean-Yves Jouannais a crear una exposición-taller en la que se cuestione este rito universal. Padres, madres, hijos e hijas, como cualquier arquitecto, realizan dibujos y planos de lo que van a construir. A continuación hay que empezar la obra... ¡de arena! Gracias a la imaginación y a la creatividad de todos, aparece una ciudad de arena, efímera y poética.

« - Al hacer un castillo de arena, nos convertimos en sus defensores, pero también en el océano. Nos metemos en el pellejo de la marea. Luchamos, pero no contra ella. En todo caso, construimos la barrera por ella. Se la regalamos. O, más bien, es como si le ofreciésemos algo para devorar.

- Ah, claro, ya sé, es como cuando en el zoo le damos de comer a un animal que nos da miedo.

- Sí, exactamente. Uno sabe que no puede frenar el avance del mar. Las fortificaciones sirven, más que para parar al enemigo, para ralentizarlo, para hacerlo dudar. Hemos jugado a conseguir que las olas duden.

- Ya, pero hemos perdido.

- Ha sido una victoria ya que en el fondo, aunque no lo sepas, lo que queríamos realmente era perder. Hemos logrado lo que queríamos: la destrucción de nuestra barrera». Jean-Yves Jouannais, Les Barrages de sable. Traité de castellologie littorale, éditions Grasset, 2015.

Imagínate un gabinete de arquitectura en la playa. Junto a Dale Murdock, campeón del mundo de castillos de arena, diseñas y construyes una ciudad. Una ciudad de ensueño sin igual. Un concentrado de las ciudades más hermosas que existen o hayan podido existir, desde Babilonia hasta Venecia, y de las contadas en las novelas o en las películas de ciencia ficción. Diseñas, planificas el proyecto: un rascacielos, un depósito de agua, una estación de tren, un museo, una piscina, un monumento... Lo que quieras. Luego las obras pueden empezar. Arena, cubos, palas, paletas, todas las herramientas e instrumentos de tu profesión: constructor de ciudades de arena. Todo está permitido. Lo real se mezcla con la fantasía, la historia de la arquitectura utópica se mezcla con el relato de tus sueños, Little Nemo vuela sobre los inventos de Archigram, Renzo Piano conoce a Picassiette, las iglesias romanas se entremezclan con los rascacielos de oficinas de la Défense... Algunas de tus creaciones de arena son usadas por Dale Murdock para completar una gran ciudad en forma de isla flotante. Una ciudad de arena que se parece cada vez más a un extraordinario castillo construido junto al océano, que la marea, en lugar de hacerlo desaparecer, atrae poco a poco mar adentro. Sí, eso es lo que vas a crear, una ciudad mágica que, arrastrada por la corriente, se convertirá en una isla viajera.