Exposición / Museo
Ryoji Ikeda | continuum
Mutations / Créations 2
15 jun - 27 ago 2018
El evento ha terminado
Ryoji Ikeda, compositor y artista plástico, es una figura clave de la música electrónica en Japón. Sus creaciones invitan a experimentar con la inmersión en un universo que conjuga sonido, imagen, espacio, fenómenos perceptivos y ecuaciones matemáticas. La exposición acoge una instalación inédita: una sala negra y una sala blanca dividen el espacio en dos universos opuestos y complementarios. Por un lado, una gran instalación audiovisual en la que el artista procede a una «metacomposición»: una mezcla vertiginosa de datos visuales y sonoros, una abstracción matemática. Por otro lado, una instalación sonora con unos altavoces gigantes: experimente esta performance de la escucha mediante un desplazamiento libre que oriente su experiencia musical.
Quando
11:00 - 21:00, todos los días excepto martes
Dónde
Entrevista entre el artista y la comisaria de la exposición
Marcella Lista - ¿A qué alude el principio del «continuum» que da título a la exposición?
Ryoji Ikeda - La idea de la exposición es la de una experiencia que atraviese lo continuo y lo discreto (tomado del inglés, idioma en que discrete se refiere a lo compuesto por partes diferentes, separadas). Dicho de otro modo: lo único y lo múltiple, lo orgánico y lo divisible, la teoría ondulatoria y la teoría corpuscular, lo analógico y lo digital... Las representaciones científicas del mundo han fluctuado siempre entre estas dos interpretaciones opuestas. Es uno de los debates clásicos entre filósofos y matemáticos desde los inicios de la filosofía occidental. El filósofo y matemático Leibniz (1646-1716), precursor del pensamiento computacional debido a su interés por el código binario, por el arte combinatorio, solía preocuparse por la composición, divisible hasta el infinito, de lo que percibimos como un continuo: la materia, el espacio, el movimiento. Hablaba del «laberinto del continuum» al referirse a este problema indescifrable. En la actualidad, nuestra manera racional de pensar se basa cada vez más en una organización discontinua de la información: los sistemas científicos, bancarios, la ingeniería, etc. El mundo está guiado por el reino digital de los 0 y los 1. Pero nuestra manera subjetiva de ser y de pensar —el mundo de las sensaciones, de la presencia y de la consciencia— pertenecen al continuo. No podemos racionalizarlas, tan solo dejarlas flotar en nuestra percepción sensorial y mental. Lo que me interesa es esta tensión entre la división racional producida por el saber y la impresión no menos real del continuum.
ML - Aparentemente, el propio esquema de la exposición se basa en los opuestos. Y, sin embargo... cada una de las dos obras elabora un espacio de experiencia muy complejo.
RI - Sí, me gusta introducir al visitante al principio del código binario que estructura nuestro entorno, aunque busco forzar el sistema y explorar sus grietas… La primera obra, un dispositivo audiovisual, se titula code-verse. Condensa el universo del código, de donde surge, y la idea de una escritura poética a través del código. Propongo una especie de metacomposición que retome los materiales de trabajos anteriores, como los datamatics, para llevarlos a una mayor abstracción. Aquí, los datos me importan menos que el propio código, un código que considero igual que el modelo de la notación musical o la organización matemática de los números. Diría que code-verse es un intento de componer varios códigos en una sola pieza sinfónica y polifónica a la vez. El resultado está más allá de nuestra capacidad de percepción y de desciframiento, es un estado en el que miramos algo que nuestro cerebro no puede abarcar.
La segunda obra, A [continuum], es una pieza sonora en la que el dispositivo reviste una apariencia casi escultórica. Se basa en diferentes frecuencias que definen la nota la (A) desde los tiempos de Bach hasta la década de 1970. Esta referencia de concierto de toda la música occidental ha variado en varios hercios a lo largo de la historia. Combino estas frecuencias en forma de ondas sinusoidales —un sonido muy puro, como el del diapasón— para realizar una composición distribuida en cinco altavoces gigantes. El encuentro de frecuencias próximas pero diferentes llenará el espacio con una trama muy fina de interferencias y resonancias. No obstante, estas oscilaciones tienen la particularidad física de cambiar con nuestro desplazamiento... Así, el continuum está fragmentado ya que, en la misma situación, cada persona percibe la experiencia musical a su manera, una composición en movimiento y en constante cambio.
Source :
in Code Couleur n°31, mayo-agosto 2018, pp. 38-40
Socios