Exposición / Museo
Erika Verzutti
Mutaciones/creaciones 3
20 feb - 15 abr 2019
El evento ha terminado
En el marco de «Mutaciones/Creaciones 3», descubra la primera exposición importante en Europa de la artista brasileña Erika Verzutti. En un dispositivo original que abarca todo el espacio, se despliega una obra llena de evocaciones animales y vegetales que reivindica la indisciplina, a contracorriente de una tendencia neomodernista y conceptual.
Laboratorio anual de creación y de innovación del Centro Pompidou, «Mutaciones/Creaciones» cuestiona los vínculos entre el arte, la ciencia, la ingeniería y la innovación. El ciclo reúne a artistas, ingenieros, científicos y empresarios, todos los protagonistas de lo sensible y lo inteligible, que influyen y transgreden nuestro presente. Para su tercera edición, el evento reúne diseño, arte visual y arte digital a través de una exposición colectiva, «La fábrica de lo vivo», primera exposición individual y monográfica en Europa de la artista brasileña Erika Verzutti, así como la tercera edición del foro Vértigo, liderado por el Ircam.
Quando
11:00 - 21:00, todos los días excepto martes
Dónde
Presentación por el comisario de la exposición
El Centro Pompidou acoge la primera exposición importante en Europa de la artista brasileña Erika Verzutti, nacida en 1971 y residente en São Paulo. A contracorriente de una tendencia neomodernista y conceptual, han pasado casi veinte años desde que la artista reivindica la indisciplina a través de una obra teñida de sensualidad venusiana y de un humor perturbador, lleno de evocaciones de animales, frutas o elementos vegetales.
Para la Galería 3, ha concebido un dispositivo original y único que abarca todo el espacio, mezclando sus esculturas de bronce, cerámica, cemento o papel maché, a menudo pintadas. En un momento en que muchos artistas buscan integrar lo viviente en la obra, abrazar lo biológico en una fascinación por las innovaciones tecnológicas que modifican lo humano y la percepción que tiene de sí mismo, Erika Verzutti la imagina como un proceso vital en sí mismo que abarca los principios de generación y de indisciplina. La escenografía de la exposición está marcada por varias islas que agrupan "familias" de esculturas y donde la artista evoca voluntariamente sus obras como seres conectados, primero en su imaginación, luego en su materialidad, porque uno a menudo engendra al otro. Así, encontramos la familia «Tarsila», en homenaje a la artista surrealista brasileña Tarsila do Amaral, las «Misioneras», las «Tortugas», la familia «Brasilia», en referencia al Brasil de los años 60, más geométrica, o los «Cementerios», compuestos por restos de esculturas y de desechos. Tras utilizar la cerámica y el bronce durante diez años, su primer papel maché de 2014, Grandfather (Abuelo), dará pie a toda una serie de obras. El huevo, motivo de muchas esculturas, supone también una metáfora de una obra que quiere ser "fértil": «Crear una obra es como romper un huevo», asegura Verzutti con su característico humor.
Sin embargo, esta generación propia de la obra exhibe una apariencia insumisa. Porque sigue una lógica muy personal, llena de meandros e imprevistos. Porque Erika Verzutti captura el mundo en 360 grados, sin establecer ninguna jerarquía entre lo que capta su atención, del mundo vivo a la historia del arte pasando por la cultura de los gigantes de la web, el llamado imperio GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple). Su enfoque contiene tanta determinación, voluntad, fuerza sensual y venusiana, como dudas, fallos y caos: todo alimenta sus esculturas. Necesitó cierto aplomo para desarrollar en los años 2000 una obra con una dimensión humorística, incluso irónica, con aspecto inacabado, cuando en Brasil imperaba el neoconcretismo. Y de este modo surgió en la escena artística, tras varios años de prueba y error.
En el Centro Pompidou, Erika Verzutti confronta directamente su trabajo con el espacio arquitectónico en su conjunto. Una nueva obra monumental con forma de cisne sirve de base para las esculturas del artista, como una madre en medio de su gran tribu.
En unos quince años, Verzutti ha explorado la escultura en todas sus dimensiones hasta el punto de considerar aquí transformar el espacio en sí mismo en una especie de obra de arte total. Su cisne gigante ocupa el centro de la Galería 3, sirviendo de soporte de otras obras de menor tamaño, según esta lógica inicial de generación e indisciplina propias de lo vivo. La clasificación de sus obras por familias, sin embargo, no debería sugerir ninguna lógica definida, sino más bien agrupaciones, a veces porosas, sin verdaderos motivos ni temas. El tema no es lo más determinante en su obra, sino más bien la "conversación", según sus propias palabras, que mantiene con su escultura a lo largo de todo el proceso creativo. Las "familias" no tienen un verdadero tema y siguen unas reglas de juego inciertas. Por último, las apariencias son engañosas, incluso lúdicas: una escultura realizada a partir de un molde de plátano es un insecto. De una remolacha y un apio se crea un beso. El bronce termina pareciendo piedra, el papel maché, goma, y así sucesivamente... Erika Verzutti presenta asimismo relieves murales de bronce o cemento, a menudo realzados con pintura, a modo de maquillaje, en un espacio con ambiente intimista.
La parte feminista de la escultura de Verzutti constituye también un aspecto crucial de su obra, invirtiendo a veces los géneros, subrayando su fascinación por lo femenino y todos los clichés relacionados: las formas curvas de las nalgas, la referencia al maquillaje y a la ropa sexy como el bikini y hasta la profesión de call-girl...
En definitiva, la escultura de Verzutti reivindica la insumisión, la alegría, la libertad y la energía del proceso vital.
Source :
In Code couleur n°33, enero-abril 2019, p. 16-19