Les yeux ouverts

Importante figura de la poesía iraní contemporánea e icono del pensamiento libre en su país, Forough Farrokhzad (1934-1967) conoce al escritor, cineasta y productor Ebrahim Golestan (nacido en 1922) a finales de la década de 1950 y comienza a trabajar como mecanógrafa para producciones de la Golestan Film Unit, la primera productora independiente de Irán donde la joven poeta se forma en montaje y dirección. Pionero del cine de autor iraní, Golestan inicia su andadura de cineasta en 1954 dirigiendo varias películas encargadas por el consorcio de compañías petroleras de Irán. Su película Un fuego (1960), rodada en 1958 en la región de Juzestán, corazón de la industria petrolera iraní, ilustra el incendio de un pozo petrolífero desvelando así la singularidad de su enfoque documental. Para su segunda colaboración, El agua y el calor (1962), Golestan encarga a Farrokhzad la toma de fotografías en Abadan, en la inmensidad de las zonas petroleras del sur de Irán. Esta película lírica, desprovista casi de comentarios y durante mucho tiempo invisible, se inspira en la escritura musical como principio rector del montaje. 
En 1962, Forough Farrokhzad se instala en Tabriz para rodar su única película personal, La casa es negra (1963), un cortometraje sobre una leprosería donde leprosos alejados del mundo esperan la muerte. Gran Premio de Cine Documental en el Festival de Cortometrajes de Oberhausen en 1963, esta película marca el nacimiento de una nueva ola de Irán. Sensible a la dimensión universal y poética del cine de Farrokhzad, Chris Marker, en un homenaje publicado tras la prematura muerte de la cineasta en un accidente automovilístico en 1967, afirma que La casa es negra es «la Tierra sin pan de Irán». 

 Las colinas de Marlik, dirigida el mismo año por Golestan, parece responder término por término a la película de Farrokhzad al convertir un yacimiento arqueológico donde se exhuman estatuillas de fertilidad en una alegoría de cuerpos condenados al encierro y la negligencia. 
El cine de Farrokhzad y Golestan está marcado por las inquietudes modernas y políticas de su época. El documental Las joyas de la corona de Irán (1965), rodado en la exposición del tesoro imperial iraní presentada en el Banco Central Iraní de Teherán, reinvierte los códigos del documental sobre el objeto de arte para efectuar una alegoría crítica del poder monárquico. 
 
Proyección presentada por Mitra Farahani (pintora, cineasta y productora iraní) 
 
Agradecimientos Ebrahim Golestan, Mitra Farahani, Les Archives françaises du film (CNC), la Cinémathèque française y la National Film Archive of Iran.