Exposición / Museo
Gérard Fromanger
17 feb - 16 may 2016
El evento ha terminado
El nombre de Gérard Fromanger está asociado una serie de motivos, figuras y acontecimientos que tejen la historia artística, cultural y social de medio siglo: su amistad con Jacques Prévert, Mayo del 68, siluetas rojas, viandantes por la ciudad, el juego de los colores, un cinetract de culto dirigido junto a Jean-Luc Godard, textos de Gilles Deleuze, Michel Foucault y Félix Guattari, la figuración narrativa, pintura y política.
Si una lista así puede recomponer el decorado, si alcanza a recrear la atmósfera en la que la obra de Fromanger gana un fuerte reconocimiento en los años 1970, no por ello puede definir el proyecto que, más allá de los frecuentes cambios que ha conocido su obra, afirma su permanencia: una pintura abierta al mundo y a la vez plenamente consciente de sí misma. Desde 1964 hasta 2015, a través de unas cincuenta obras, algunas desconocidas, la exposición pretende poner de relieve las diferentes expresiones de este proyecto.
Quando
11:00 - 21:00, todos los días excepto martes
Entrée par le Musée au niveau 5.
Dónde
"Zona de riesgo"
Michel Gauthier - Desde el inicio de su carrera y su presencia en 1964 en la galería Maeght, la más importante del mundo en ese momento, hasta hoy en día, ¿existe una constante en su obra?
Gérard Fromanger - Hay varias constantes en mi obra «desde el inicio de mi carrera y mi presencia en la galería más importante del mundo, la galería Maeght». Entre el mercado del arte y la historia del arte, siempre he elegido la historia. La principal actividad, la necesidad, de una galería desde «la más importante del mundo» hasta la más modesta consiste en encontrar un hueco en el mercado. Mi primera constante es la fidelidad al territorio de la historia y del riesgo. La fascinación de la imagen y su cuestionamiento es otra constante. Sin duda por oposición a la abstracción triunfante de la generación que me precede, pero sobre todo por admiración a la estirpe que va de Giotto a Picasso y Giacometti, pasando por Cézanne, y de Marcel Duchamp a Bruce Nauman, con el deseo de poner mi grano de arena en esta búsqueda eterna. El color es la tercera constante. Tras una corta práctica con los infinitos tonos del blanco y el negro, elegí rápidamente como alfabeto el espectro de colores. El arco iris siempre ha venido en mi ayuda, tanto en los periodos de duda como en los de certeza. Los claros y los oscuros, los primarios, los complementarios y sus intensidades son la base, el código y la gama que siempre he tenido.
MG - ¿Qué papel tuvieron los acontecimientos de Mayo del 68 y sus contactos con algunos de los grandes intelectuales de la época en el desarrollo de su trabajo?
GF - ¿Cómo traducir en felicidad de pintura la felicidad de una gran fiesta colectiva como fue Mayo del 68, si no es mediante un idioma común capaz de dotar a la imagen de frescura, de novedad, de magia? Mayo del 68 confirma, enriquece y estimula la necesidad de mi código de colores. Cuando Mayo del 68 clamaba «la energía, somos nosotros», encontraba la fuerza para pintar la energía del mundo. Cuando los filósofos (Sartre, Deleuze, Foucault, Guattari o Lyotard) o los poetas (Jouffroy, Bulteau o Bailly) me hablan de esa «energía del mundo», me dan ganas de hablarles en pintura; así, a través del intercambio, se crea la amistad.
MG - Un motivo que atraviesa toda su obra es el del viandante. ¿Qué sentido hay que darle?
GF - Sí, el motivo del viandante está presente en toda mi obra, otra constante. Viandantes por las calles de las ciudades. Salgo de mi casa, donde conozco muchas cosas, para entrar en la calle, donde todo es misterioso y cambiante. La extrema banalidad del viandante es el «horizonte de espera» más poderoso. En este caso, la imagen vacía de espectáculo puede llenarse con los colores de la vida.
MG - ¿Es usted un pintor pop?
GF - Si la pregunta es «¿es usted pop?», igual que se decía «¿es usted cubista, surrealista o dadaista?», mi respuesta es negativa. En Francia, tan solo algunos artistas que pasaron por Londres o Nueva York entre 1958 y 1965 pueden reivindicar tal afiliación. No yo. Sin embargo, me sitúo con mucho gusto en ese movimiento cultural globalizado en ruptura voluntaria con el mundo estético e ideológico anterior a los años sesenta.
Por Michel Gauthier Conservador, Musée National d’Art Moderne, comisario de la exposición
Source :
Code Couleur, enero - abril 2016, pp. 46-48
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