Exposición / Museo
Histoire(s) d'une collection
25 may 2018 - 15 abr 2019
El evento ha terminado
Este nuevo recorrido reinterpreta la historia de las colecciones del Musée National d'Art Moderne, con ocasión del bicentenario del Musée des Artistes Vivants, uno de sus antecesores. Esta «retrospectiva» de las colecciones del Museo se despliega en unas quince secciones diseminadas a lo largo del recorrido moderno.
Más de ciento veinte obras, acompañadas de un aparato documental inédito, permiten sondear, desde los años 1920 hasta la apertura del Centre Pompidou, la identidad del Musée National d'Art Moderne y sus predecesores.
Quando
11:00 - 21:00, todos los días excepto martes
Dónde
Presentaciòn por el comisario de la exposición
Una vez al año, puntuando las colecciones del Centre Pompidou, una nueva secuencia de exposiciones-informe ofrece a los visitantes un repaso temático de la historia del arte del siglo veinte. Estos espacios de estudio e investigación, diseminados por las galerías, las vitrinas, las salas, van puntuando la visita y aclaran determinados aspectos poco conocidos. La anterior secuencia, titulada «L’Œil écoute», mostraba los vínculos entre la música y las artes plásticas desde 1905 hasta mediados de los años 1960. Este nuevo recorrido se fija en la historia de las colecciones del Musée National d'Art Moderne con ocasión del bicentenario del Musée des Artistes Vivants, uno de sus ancestros.
Fruto de un proyecto de investigación a largo plazo, realizado con diferentes colaboradores científicos —entre los cuales el Institut National d'Histoire de l'Art, el Musée d'Orsay, los Archives Nationales y la Université Paris 1—, esta «retrospectiva» de las colecciones del museo se despliega en unas quince secciones repartidas a lo largo del recorrido moderno. Más de ciento veinte obras, acompañadas de un aparato documental inédito, nos permiten conocer, desde los años 1920 hasta la apertura del Centre Pompidou, la identidad del Musée National d'Art Moderne y sus predecesores: el Musée des Artistes Vivants (o Musée de Luxembourg) y el Musée du Jeu de Paume. ¿Cómo reaccionaron estos museos al arte en proceso de creación? ¿Qué compromisos adquirieron en un momento en que triunfaban los artistas del presente? Puntualizando el recorrido de visita principal, estructurado en torno a las grandes obras maestras de la colección, las diversas secciones de este proyecto único en su género ponen de relieve, por una parte, la concordancia o discrepancia entre los criterios de adquisición del museo y, por otra, el curso de la historia de las artes en el momento en que se adoptaron estos criterios.
El Musée du Luxembourg, fundado en 1818, se considera el primer museo de arte contemporáneo del mundo. Este lugar de tránsito se entiende como una especie de «purgatorio» antes de la consagración o el olvido: diez años después de la muerte del artista, las obras cuya «opinión universal haya consolidado la gloria» se transfieren al Musée du Louvre, mientras que las demás se envían a varias instituciones públicas o se almacenan en las provincias. A pesar de la inestabilidad de sus colecciones, el Luxembourg acaba «abarrotado, archiabarrotado» y, en 1922, las obras de los artistas extranjeros se transfieren a la sala del Jeu de Paume, en el Jardín de las Tullerías, que acabará siendo un museo autónomo varios años después.
La primera parte de la nueva muestra está dedicada a estos dos precursores del Musée National d'Art Moderne. Varias paredes con las vistas de las salas de la época, ampliadas a escala, y una selección de las obras más significativas invitan al público a entrar en la historia de estas instituciones desaparecidas y a analizar las grandes diferencias que se vislumbran a través de sus criterios de adquisición. Fijémonos sin embargo en varios matices: la política de compras del Musée du Luxembourg es tímida, heredera de la tendencia del siglo diecinueve —el primer cuadro cubista entra en el museo en 1933, mientas que se multiplicaban las compras orientalistas—, en cambio, el Musée du Jeu de Paume se caracteriza por una mayor apertura a la vanguardia, prueba de ello es la exposición «Origines et développement de l’art international indépendant» de 1937, en la que los cuadros de Kandinsky se exhiben al lado de los de Picasso, Dalí, Mondrian y Hartung. Más allá de la cuestión del gusto, ambos museos sufren de una débil capacidad presupuestaria que limita su radio de acción patrimonial.
Otras secciones inscriben la fisionomía de las colecciones en problemáticas más amplias, relacionadas a la vez con la historia política y la diplomacia cultural. Así, muchas donaciones realizadas por personalidades cercanas al régimen mussoliniano se entrelazan con la historia de las relaciones franco-italianas. Asimismo, la exposición de arte francés organizada en Berlín en 1937, cuidadosamente depurada de cualquier artista judío o considerado «degenerado» por los nazis, es un ejemplo de las vías tortuosas de un imposible acercamiento franco-alemán.
El mismo año se crea por decreto el Musée National d'Art Moderne. Poco a poco, las colecciones del Musée du Luxembourg y del Musée du Jeu de Paume se reúnen en un nuevo edificio construido para la ocasión: el Palais de Tokyo. Permanecerán allí hasta 1976, cuando el Centre Pompidou abre sus puertas. Las últimas secciones de la nueva muestra ponen el acento en estas tres décadas cruciales. Pasada la media apertura del Musée National d'Art Moderne durante el régimen de la Ocupación, cuya política de adquisición en aquella época se pondrá de manifiesto por primera vez, la institución se reinventa con la llegada de la Liberación gracias a la eficacia de su nuevo director, Jean Cassou, que sabe convencer a políticos y artistas de la necesidad de apoyar la ampliación de una colección digna del dinamismo artístico de París. Desde entonces, grandes donaciones ponen remedio al atraso acumulado durante el periodo de entreguerras, así como los grandes legados recibidos entre 1960 y 1970.
El recorrido se termina con un conjunto dedicado a la prefiguración del Centre Pompidou, entre 1973 y 1977. Este periodo está marcado por un giro decisivo hacia el arte contemporáneo y hacia una apertura internacional deliberada, bajo el impulso de Pontus Hultén, nombrado director del Musée National d'Art Moderne. La época también ve como se perfilan los contornos de colecciones de fotografías y películas, hasta entonces ausentes como tales.
A lo largo del recorrido, las diversas secciones reflejan los debates vinculados a la propia idea de «museo de arte moderno». La arquitectura museística es objeto de una atención especial. De hecho, frente a la carencia crónica de espacio, varias propuestas se barajan con los años, desde el traslado de las obras al Seminario de Saint-Sulpice hasta los numerosos proyectos de Le Corbusier relacionados con un museo de crecimiento ilimitado, elaborados por el arquitecto entre 1930 y 1964. Ninguna de esas soluciones verá la luz. Diseñado por Renzo Piano y Richard Rogers, el Centre Pompidou abre sus puertas el 31 de enero de 1977, inaugurando una nueva era para las colecciones du Musée National d'Art Moderne.
Source :
in Code Couleur, n°28, mayo-agosto 2017, pp. 25-27